sábado, 18 de noviembre de 2017

Opinión: Venezuela, deuda y destrucción


José Burelli

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo: vi que el sol bebía
los arroyos  del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa : vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
                               Francisco de Quevedo

Comienzo esta reflexión con el hermoso y sentido poema existencial del gran bardo español Francisco de Quevedo, donde el autor nos habla de lo implacable del tiempo y de la brevedad de la vida , que tanta relación guarda con la destrucción de Venezuela, donde la perversión de una deuda inmoral ha sumido en la degradación más horrenda a los venezolanos a nombre del socialismo, siendo allí donde se exacerba la hipocresía del gobierno chavista, porque no son precisamente sus dirigentes quienes sirvan de paradigma en materia de frugalidad y abnegación al resto de la población.

Para cualquier iniciado en el mundo de las finanzas  no es un secreto que las deudas contraídas por, un particular, empresa o Nación, constituyen la base del apalancamiento financiero para la inversión reproductiva del mundo moderno; además de los ingresos propios generados por los agentes mencionados. En nuestro caso es de hacer notar, que la deuda del Estado se incrementó en el momento en que los precios del barril petrolero superaban los 100$ por barril y las “inversiones” se habrían podido realizar con recursos propios, lo cual a nuestro juicio no ameritaba tan gran endeudamiento, que hoy alcanza un monto aproximado entre capital e intereses de 193 mil millones de dólares, cifra que representa un 97 % del PIB en el presente año. Es de hacer notar que la deuda pública total está dividida en un 66% correspondiente a deuda interna contraída con la Banca Privada en aproximadamente 127.380 mil millones de dólares, quien es la gran beneficiaria de la “revolución” y 34 % de la misma, 65.620 mil millones de dólares se adeudan a entes extranjeros. Se hace necesario señalar que de los 15 Bonos de la Deuda Soberana emitidos por P.D.V.S.A, catorce fueron colocados en el gobierno de Chávez y uno en la administración madurista.

Hoy el gobierno de Maduro se plantea reestructurar y refinanciar la deuda externa, lo cual implica dos aspectos, uno técnico y otro referente a las políticas económicas del país; desde el punto de vista técnico esta operación es factible, estando a cargo de los analistas del B.C.V y consiste en lograr un acuerdo con los acreedores para cambiar las fechas focales de vencimiento, fijando nuevos plazos y tasas de interés para trasladar el valor presente de la deuda a un valor futuro donde se supone que el deudor( la Nación ), contará con mayor liquidez para cumplir con sus obligaciones. El problema radica en el aspecto de las políticas económicas, debido a varias razones: en primer lugar por la extendida y profunda corrupción administrativa, tardíamente combatida por la meritoria gestión de Tarek William Saab que hasta ahora sólo ha divisado la superficie del iceberg, el segundo obstáculo para renegociar la deuda estriba en que para nadie es un secreto que cuando se adquiere una acreencia para ser invertida reproductivamente, deben quedar las evidencias de tal acción en los activos fijos donde se plasmó el capital invertido, la Venezuela de hoy no cuenta con una red ferroviaria ( no confundir con el metro),que abarate los costos de producción para el agro y la industria y en consecuencia los alimentos para el pueblo, carecemos de centrales eléctricas modernas, puertos, aeropuertos, astilleros, producción petroquímica, gasoductos, investigación técnico-científica, etc., que nos permitan exportar generando divisas dentro de un esquema productivo no rentista .La tercera traba para lograr el acuerdo de marras, es de orden geopolítico consiste en que se está negociando con los representantes de la Banca Mundial quienes saben de las fabulosas riquezas minerales de nuestro suelo y subsuelo y ansían que caigamos en default para apropiarse de ellas. Pareciera que nuestros conductores que se jactan de ser los herederos de las tradiciones antimperialistas, no se dieran cuenta que negociaban con los zorros y leones del capitalismo global; los “engaños” anteriores, (la corrupción tardíamente detectada y el “desconocimiento” de con quien negociábamos), nos hace pensar que los chavistas son unos redomados pendejos o un atajo de picaros. También les ha dado por crear el mito que Rusia y China son comunistas.

Dado el cuadro de trabas existentes para la negociación anteriormente bosquejada, nos atrevemos a vaticinar que los acreedores, sean capitalistas rusos, chinos, europeos, australianos o norteamericanos, exigirán que el gobierno de Maduro muestre un plan de ajuste que equilibre las cuentas macroeconómicas  que les genere confianza disminuyendo el riesgo, lo que en pocas palabras significará un mayor sacrificio de la población.

Opinamos que el heroico pueblo de Bolívar estará dispuesto a soportar las penurias que se nos avecinan en la medida que el gobierno (¡que no lo hará!) castigue a los corruptos no importando su estatura económico-política y realice las inversiones necesarias para consolidar un modelo económico exitoso e independiente (¡lo que tempoco emprenderá ni por asomo!).


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