miércoles, 8 de noviembre de 2017

La crisis del modelo político nacional



Humberto Decarli

La coalición opositora nucleada en la M.U.D. atraviesa un proceso de desmoralización motivado a los eventos comiciales para elegir gobernadores, alcaldes y presidenciales. En la praxis se encuentra paralizada y fracturada por su posición frente a las políticas gubernamentales. El oficialismo fácilmente los estremeció con el llamamiento a elecciones regionales de gobernadores lo cual prendió la mecha de las distintas formaciones que la integran y las aledañas.

Efectivamente, la tentación clientelar hizo ignorar la parcialidad del órgano electoral y así desmontar la iniciativa de la calle sostenida por cuatro meses. Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista son organizaciones colaboradoras de la gestión madurista y siendo consecuente con sus posturas, inmediatamente anunciaron su participación en las elecciones del 15 de octubre.

Primero Justicia, Voluntad Popular, la Causa R y Bandera Roja  manifestaron sorpresivamente su presencia en ese evento. El grupo de María Corina Machado, Vente Venezuela, y el de Antonio Ledezma, Alianza Bravo Pueblo, no lo hicieron excepcionalmente. Otras formaciones como el M.A.S. y pequeños partidos también dieron su aquiescencia a concurrir.El llamado chavismo no madurista hizo causa común con quienes aprobaban asistir e hicieron un llamado a votar.

LA FRAGILIDAD DE LA M.U.D.

Cuando se anunció oficialmente las elecciones de octubre se produjo una fase de cuestionamiento dentro de la oposición. Acción Democrática y los otros partidos colaboracionistas cayeron en el anzuelo lanzado porque estimaban que su lucha era en esencia electoral. Los restantes partidos opositores coincidieron en esta movilización a pesar de la posición previa de Voluntad Popular de activar la calle.

No fue ninguna jugada magistral sino la endeblez de una liga opositora sin muchas perspectivas y sin sentido alguno de la historia. Se les olvidó el cuestionado poder electoral en manos gubernamentales. Ya antes lo había demostrado impidiendo el revocatorio y orquestando un fraude con complicidad de sus aparentes adversarios, en la consulta sobre la constituyente.

Los resultados electorales sacudieron a la M.U.D. y la opinión internacional fue diáfana en señalar el fraude cometido. Además, Luis Almagro literalmente regañó a la coalición por su encubrimiento frente al gobierno, dándole una lección de honestidad. Las acciones de Canadá, los Estados Unidos, la Unión Europea y el grupo latinoamericano de Lima, fueron contundentes en acelerar todos los trámites sancionadores de los funcionarios y las iniciativas financieras de la gestión madurista.

LA NATURALEZA CLIENTELAR DE ACCIÓN DEMOCRÁTICA

Hace muchísimo años que A.D. dejó de ser un partido popular para convertirse en una suerte de estructura populista cuya finalidad es disfrutar de los resortes del poder. Pertenecer a un partido como éste significa la búsqueda de prebendas y sinecuras y se lucha para ello. Alcaldías, municipalidades, parlamentos regionales y el nacional así como cualquier intersticio por el cual medrar del erario, conforman el telos de esta clase de organizaciones.

La estrategia adeca pasa por haber obtenido cuatro gobernadores, alcanzar varias alcaldías y participar con su caudillo en unas primarias presidenciales. Es una operatividad fundamentalmente electoral porque se aspira cohabitar con la dictadura y percibir los residuos que le pueda otorgar. Los otros partidos adyacentes como Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista también participan del mismo criterio para atender la presente coyuntura.

LA AMBIGÚEDAD DE PRIMERO JUSTICIA Y VOLUNTAD POPULAR

Las conductas de Primero Justicia, Voluntad Popular y la Causa R, rayan en las zonas grises electorales. En principio acudieron al acto de los gobernadores donde expulsaron al ganador en el Zulia, Guanipa, y le hicieron un descomunal fraude a Andrés Velásquez que incluyó el paralelismo del candidato de las dos primeras organizaciones, Francisco Sucre. Luego han rechazado asistir a las de diciembre por las alcaldías y proponen ir a las presidenciales.

El argumento para no ir a las municipales decembrinas es la actividad fraudulenta del árbitro electoral pero omiten esta consideración cuando consideran la presidencial. Todo un ejercicio de sofismas para poder racionalizar el absurdo. Se impuso la sinrazón sobre la sindéresis, esto es, la lógica formal fue lanzada al ostracismo.

PANORAMA DESOLADOR

En el ámbito de la oposición oficial hay una depresión generalizada porque tanto empeño en concurrir al acto del 15 de octubre, responsabilizando a priori a la abstención del fracaso para luego denunciar la manipulación del C.N.E., debe obviamente concluir en una crisis de ansiedad.
Aparentemente el oficialismo se encuentra consolidado en el plano interno mas no así en el internacional. No obstante, la crisis económica y social no tiene solución en el marco de las políticas gubernamentales porque hacer algunas rectificaciones de gastos implicaría reducir el saqueo llevado a cabo. Esa situación compleja puede llevar a muchas turbulencias sociales y a una gran conflictividad que ponga en juego la gobernanza.
La incertidumbre opositora colaboracionista contribuye al menos a aclarar el panorama político nacional al descartarse ese frente como referencia nacional. Lo difícil será reemplazar el rol que debía jugar cuya estructura no le permitió alcanzar más allá que ser un socio menor, un siervo de la gleba receptor de los mendrugos concedidos por el poder central.

OPORTUNIDAD PARA NUEVOS ESPACIOS

Vista la polarización PSUV-M.U.D. capaz de estrangular el espacio político en beneficio de quien sustenta el poder, la desmoralización de la coalición opositora pudiera abrir un ámbito de participación ajena a ambos grupos. Sin embargo, no es nada fácil elaborar una opción por diferentes motivos. Primero, la escasez de recursos financieros que pudiese ser cubierto con voluntad de activación así como actividades tendientes para ese cometido; segundo, la carencia de líderes nacionales, regionales o locales por la crisis de la representación lo cual no puede ser cubierto mediáticamentepor insuficiente y limitado; tercero, la ausencia de formas organizativas autónomas; cuarto, la inexistencia de movimientos sociales, gremiales y sindicales articulados; quinto, la desconfianza inferida de la coyuntura desmoralizante.

Se presentan algunos partidos, grupos y personalidades tratando de arrogarse ese espacio por llenar pero tienen un óbice, reproducen el estilo y el contenido populista y clientelar típico de los movimientos políticos de la democracia representativa. Incluso algunos todavía reivindican a Hugo Chávez y solo critican a su torpe heredero a quien imputan todas las calamidades. Otros mantienen una actitud típicamente de izquierda tradicional evocando esas iniciativas ineficaces que tiñeron de incapacidad a esos sectores en el pasado.

Crear un lugar nuevo ante la decadencia del cuadro político organizado es el gran reto para la sociedad venezolana sin repetir la experiencia chavista, la más funesta para el país en toda su historia, y la puntofijista, que fue el presagio de la dictadura posmoderna con su corrupción e ineficacia. Son senderos complicados ante una descomposición generalizada creada e incentivada desde el poder en todas sus instancias microfísicas. Es el desiderátum para quienes pretendan residir en un lugar donde valga la pena vivir y eventualmente morir.
   

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