domingo, 21 de mayo de 2017

Irrupción explosiva de la gente frente al horror gubernamental



Humberto Decarli

El poder, representado en los militares y sus personeros complementarios, había mantenido en silencio y pasividad a la gente en Venezuela. Era impresionante cómo habían logrado domesticar a las personas a través de dispositivos de persuasión, sometimiento, conformismo, mendicidades clientelares, mecanismos asistencialistas y el habituarse a vivir mal, y para complemento quedaba la coercibilidad. Combinados todos esos factores se había logrado repetir acá la experiencia cubana.

Sin embargo, la arrogancia derivada de una opresión eficaz y la liquidación de una salida electoral a la crisis, el impedimento del referéndum revocatorio gracias a la negociación devenida en un presunto diálogo, dejaban bien plantado al gobierno madurista con perspectivas a eternizar la dictadura.

Asimismo, la caracterización de la venezolanidad daba para esa situación de inercia y aceptación. Un pueblo habituado a depender del Estado, becas, bonos, sinecuras, de aspirar a una bolsa de comida y poco más allá como la cabilla, el cemento y el zinc en el pasado puntofijista, conformaba un perfil de tranquilidad por la fatalidad de la situación existente.

DESCOMPOSICIÒN DEL MODELO ECONÒMICO

El fracaso del modelo rentista-extractivista se expresaba al bajar el valor de las materias primas (el petróleo, el gas, el hierro, el acero y el aluminio) y repercutía en una economía altamente dependiente de las importaciones. Las administraciones adeco-copeyanas había acentuado la monoproducción de los hidrocarburos a pesar de haber recibido dos ingentes bonanzas, la de 1973 y la de 1978, terminadas en despilfarro y corrupción.

La indigestión financiera inferida de la última hiperentrada de petrodólares, ocurrida en la gestión chavista, repitió a la de sus pares puntofijistas y las dos experiencias de Juan Vicente Gómez, la de 1918 con el café y en 1927 con el petróleo, en cuanto al modus operandi de administrar esos ingresos imprevistos. Se perdió la enorme liquidez en planes faraónicos (la Gran Venezuela, el eje Orinoco-Apure), se incrementó la corrupción, se aumentó desproporcionadamente la deuda externa y el país se movía de acuerdo a las oscilaciones del precio del barril.

DERRUMBE DEL CHAVOMADURISMO

Hugo Chávez se fundamentó en su innegable carisma y las exportaciones de hidrocarburos para dirigir a una Venezuela populista dada a la búsqueda de un mesías y sobre todo, por ese machismo ancestral, en la idolatría hacia los militares. Todo parecía marchar de una manera óptima como lo señala la letra de esa lamentable canción de Billo sobre los cadetes, con el himno de la marina gringa incluido, cuando el mundo se derrumbó.

Las razones para el descenso son esencialmente dos. Primero, la reducción de las entradas por concepto de fuentes energéticas fósiles debido a múltiples causas incidentes en esa dirección, específicamente la sobreoferta energética gracias al empleo del método del fracking en Estados Unidos y el aumento de la producción de países de la OPEP como Arabia Saudita, el ingreso de Irán por el acuerdo con occidente sobre su programa atómico, y las naciones independientes como Rusia, Canadá y México, también elevando sus ventas. Venezuela no pudo siquiera acelerar la producción porque PDVSA no estaba en capacidad para hacerlo y cumplió fácilmente con los recortes por sus pobres dígitos exportadores.

Segundo, el fallecimiento del presidente Chávez, quien con su imantación adormecía a quienes aquí moran. Hubo que apelar al resaltamiento del culto a su personalidad como si estuviera vivo para llenar el vacío incapaz de ocuparlo algún dirigente del chavismo.

A pesar de la caída de los ingresos se estimuló el gasto público creando dinero inorgánico para cumplir con las metas clientelares. Concomitante, se activaron los instrumentos represivos con la finalidad de impedir conflictividad social. Paralelamente se criminalizó la protesta con esos mismos fines, con múltiples detenciones y enjuiciamientos a quienes manifestaban con la complicidad del ministerio público, aunque al final se está distanciando, y de la Defensoría del Pueblo, legitimadora de la opresión.

ACUMULACIÒN DE FRUSTRACIONES

La incapacidad de la revolución bolivariana en todos los órdenes ha creado la sensación de imposibilidad de vivir. La escasez, el desabastecimiento, la hiperinflación, la recesión, el desempleo, la economía informal, la desmoralización y la inseguridad produjeron una retrasada pero efectiva reacción en las personas, especialmente en los jóvenes quienes valoran la destrucción y el aciago futuro que les espera en el país.

El cúmulo de calamidades ha producido un cambio de actitud frente al oprobio. Después de un proceso de conformismo irrumpe una conducta distinta. Los jóvenes saben que si no pueden irse tienen que luchar para alcanzar una mejor nación lo cual pasa por la salida de la actual administración chavomadurista. Ya han hecho mutis demasiadas personas hacia diferentes regiones del mundo convirtiendo al venezolano en un emigrante, impensable tres décadas atrás.

MANIFESTACIONES MULTITUDINARIAS

Uno de los signos más relevantes de las movilizaciones iniciadas en abril es la naturaleza masiva de las participaciones. La incorporación ha ido in crescendo en la medida del desarrollo de la crisis económica. Cada vez más son mayores y la presencia de los sectores populares da un mentís al mito del arraigo del chavismo en las barriadas populares. Solo la intimidación de los paramilitares inhibe a la gente de activar en las zonas pobres del oeste caraqueño. Empero, ha comenzado el desafío a los tonto macoute del gobierno.

La activación de las manifestaciones ha sido permanente en el estado Táchira y los altos mirandinos, donde se combate fieramente con los represores gubernamentales sin ningún temor. Los merideños se han incorporado como lo demuestra la localidad del páramo llamada Pueblo Llano donde la guardia nacional fue rechazada por los pobladores y regresó con una invasión de gran dimensión para dominarlos.
         Los actos adversos al gobierno contrastan con las acciones oficialistas, bien escuálidas, con el uso de autobuses de otras localidades y la coacción a los empleados públicos para obligarlos a asistir. Se aprecian pancartas de ministerios encabezando cada sección y el utilizar los equipos y vehículos gubernamentales para adornar la ausencia de entusiasmo al ir bajo presión.

LA INTREPIDEZ DE LOS MUCHACHOS

La vanguardia de las concentraciones está constituida por personas bien jóvenes con una valentía inconmensurable. La angustia a perder la vida se va esfumando en la medida que se asume la lucha con un contenido colectivo para aceptar la posibilidad de la pérdida de la individualidad. Frente a las balas, proyectiles de todo calibre, perdigones, metras, gas pimienta y lacrimógenas oponen palos, piedras, cohetones, morrales para guardar su bastimento, bombas molotov y fecales, escudos de madera o zinc, guantes para devolver los lanzamientos de los órganos represivos y máscaras anti gas de elaboración casera.

El distintivo es la temeridad al perderse el miedo a la represión, las torturas, desapariciones, muertes, lesionados, heridos y en general, violaciones de los derechos humanos en todas las escalas. La consciencia de no tener futuro por el modelo oficialista es el leitmotiv del entusiasmo juvenil, dispuesto a morir si fuere necesario con tal de cambiar al país. Nadie los conmina ni los persuade, es una iniciativa indetenible e incansable.

Durante la manifestación del primero de mayo en Caracas, en la Avenida Principal de La Castellana, cientos de jóvenes se abrieron paso para ir hacia adelante y enfrentar a la guardia nacional en la cota mil y fueron vitoreados por la riada humana allí presente. Trotando avanzaron con sus implementos manuales para realizar la faena de lucha diaria.     

LA ALTIVEZ DE LA MUJER

La participación femenina en la lucha ha sido impresionante. Jóvenes, adultas y de edad avanzada se observan con asiduidad en las marchas y plantones. En igualdad con los hombres soportan las andanadas policiales y militares y responden de igual forma.  

La sorpresa mayúscula fue el video donde grupos de mujeres enseñaron sus senos al aire en señal de desafío frente a la misoginia castrense, la cual ve a las féminas como un objeto decorativo y complementario. Ante iniciativas originales como esa no hay ninguna manera de responder, simplemente dejan absortos a los milicos en un pleno desconcierto. La irrupción al descampado corporal expresa la liberación del segundo sexo como lo denominó Simone de Beauvoir,

PRIMAVERA ÀRABE

Lo peor a ocurrir sería la reedición de la Primavera Árabe. Después de la inmolación de un trabajador en Túnez en una situación de impedimento por la policía al ejercicio de la economía informal, se desató en el mundo árabe un resurgir de la gente frente a la tradición conservadora de esa zona donde prevalece el autoritarismo. Fue una ilusión porque después de tantas luchas el poder se recuperó y volvieron los de siempre a materializar el despotismo.

Cayeron los sátrapas en sucesión. Ben Alì en Túnez, Alì Saleh en Yemen, Mubarak en Egipto y Gadafi en Libia. No obstante, sus reemplazos no simbolizan nada nuevo y por ello el mundo árabe sigue con la tradición autocrática de siempre. El nuevo presidente de Túnez, Essebsi, reproduce los vicios del defenestrado, Yemen se encuentra sumido en una guerra político-religiosa entre chiitas y sunitas, entre Irán y Arabia Saudita; el actual jefe de Estado del país de los faraones es Al Sisi, un militar conservador; y el caso de Libia es lamentable porque se encuentra fracturada y a la desbandada. Ni hablar de Siria donde hay una balcanización de la guerra.

Este canto de libertad significado por la descomunal movilización del pueblo venezolano, corre el riesgo de ser sacrificado por los negociadores de siempre debido al arraigo del poder como en toda América Latina. Seguramente será complicado hacer un cambio por la estructura existente.

LA MOVILIZACIÒN

La gente en la calle es la máxima expresión de la democracia. A los autoritarios le asusta ese fenómeno y de allí su tendencia a torpedear el derecho a manifestar. El chavismo activó una sentencia del máximo tribunal en la cual se obligaba a pedir permiso para cualquier acto público contraviniendo la constitución y dándole un sesgo restrictivo a una libertad consagrada en tratados internacionales.

La dictadura venezolana ha batido récor de contención e impedimento a la presencia popular pacífica en las calles. Reprimiendo en exceso, en forma sangrienta, alevosa e indiscriminada, ha procedido a tratar de impedir a los hombres y las mujeres en movimiento por el temor a la ira de la gente. 

PROGNOSIS

Independientemente de cuál sea el desenlace de la actual crisis venezolana estimo que ha valido la pena esta presencia masiva en las áreas públicas. Primero, porque ha despertado al pueblo sumergido en la conformidad; segundo, debido a que era una praxis democrática perdida por nuestra población; tercero, por la alegría de asumir la toma de decisiones de manera autónoma. Incluso, si se llegase a ejecutar una negociación entre cúpulas, muy probable, donde se establezca la impunidad y el peso del sacrificio económico recaiga sobre las grandes mayorías.

Es interesante hacer notar la falta de experiencia, de organización y de ingenuidad en la gente. Esto acarrea la posibilidad de desarrollar la democracia por la base, participativa y protagónica, fementidamente mencionada en la constitución, sin estar bajo la tutela de los partidos políticos y los grupos de presión. Pero puede ser pasto, por las características de la subjetividad venezolana, de cualquier aventurero o mesías con miras a la continuación del ejercicio autoritario del poder. Todo dependerá de la dinámica de los acontecimientos y de la orientación predominante,  


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